Camine hacia al salón y me quite los guantes,venia de Port-Angeles tras unas amenas compras que siempre elevaban mi autoestima.
Habia quedado con Edward para salir de caza.
-¡Edward!-cantureé poniendo las manos cerca de mis labios,para hacer más expansible mi voz,aunque sabia que no era necesario,mi hermano y cualquiera de nosotros puede escuchar incluso el leve aleteo de una mosca.
Me acerque al piano y de forma traviesa toque varias letras que sonaron totalmente contrarias,como la melodia que solo puede hacer un simple aficionado.
Pero lentamente las notas se fueron transformando de torpes agudos a un precioso requiem,que conocia de memoria.
Suspire y sonrei levemente,el sonido del piano era tan relajante.
Incluso calmaba mi pequeña angustia que extrañaba a Jasper,pues estaba en Monterey visitando a sus compañeros Mexicanos y aunque tanto Charlotte como Peter me caian muy bien.Preferia estar con mi pequeña sobrina Reneesme,ya que sabia que su dichosa etapa de niña pararia de un momento a otro y yo queria disfrutarla.
-¡Eddie!-volvi a llamarlo y converti el requiem en una canción de Pianola que solia acompañar al cine en blanco y negro.
Solte una dulce risotada ante tal divertida melodia.