Sueños a ojos abiertos...[mi Bella]

Después de cazar en los bosques que habían cerca de mi casa quise volver a mi cuarto en donde aún mantenía mis cosas y de vez en cuando nos quedabamos a solas por completo con mi esposa.

Aún se encontraba aquella cama dorada con un respaldo de metal negro que le daba elegancia, me senté en el borde colocando un poco de buena música para mis oídos observando distraído el lugar recordando cuantas veces estúve a solas acá, y cuantas veces mi Bella me provocó acá, cuando era humana y mi fiereza era casi imposible de controlar, pero aunque extrañaba esos momentos, sentía felicidad de poder tenerla entre mis brazos siempre que podía sin tener que contenerme nada.

Mi egoísmo era grande y había decidido quitarle su alma, pero ella no se encontraba descontenta con aquello, sino más bien feliz como nunca lo que siempre me causaría curiosidad en ella, ¿ cómo es que ella logró hacer sucumbir a un vampiro en sus encantos?, preguntas que se quedarían en la duda aunque no me importase mucho teniendola a ella a mi lado.

Había sentido el aroma más familiar del mundo, mis sentidos atentos a ella supieron que había llegado a casa, sus manos se posaron en mis hombros y yo deslicé mis manos por sus mejillas lentamente observandole con detención.

¿ Qué tal la caza?

Murmuré acercandome a sus labios, esos labios en su esplendor me hacían enloquecer en todos los sentidos posibles, sus ojos que se dirigían a mi mirar y su calor que meanaba por su cuerpo ya que ahora podríamos sentir la msma temperatura de nuestros cuerpos.

Sí, estab completa e irrevocablemente enamorado de ella, de la única que podía hacer que mis sentimientos salieran a la luz y mi vida no fuese más sombría.

Leí sus pensamientos, Mi Hija con el Hombre Lobo líder de la Manada por estos tiempos, mi esposa siguiendolos y cazando con agilidad, pero aunque no me parecía nunca la idea de que Jacob estuviese imprimado de mi hija no me quedaba otra cosa que dejarles ser.

De pronto me vi en la realidad, el presente otra vez sintiendome maravillado de como ella dejaba que yo viese sus pensamientos, sus recuerdos.

Las yemas de mis dedos se deslizaban por su mandibula y mi frente se juntaba con la de ella sintiendo sus labios por las comisuras de los míos, y luego cuando ella rodeo mi cuello mis manos sin prisas se deslizaron por su piel hasta encontrar su cintura y recorrerla con mis brazos gélidos por su alrededor.

Te amo tanto...mi vida...

Susurraba buscando sus labios de pronto sintiendo necesidad de ellos, mis ojos se cerraban para sólo concentrarme en ella, en su textura suave, en su aroma adictivo, toda ella podría hacerme estremecer aun en mis condiciones.

Sentí como mi cuerpo reaccionaba con aquella lengua que delineaba mis labios haciendo que estos se entreabrieran un instante, luego ella se acurrucaba en mi regazo, lo cuál hizo que cambiara de posición mi cuerpo y mis brazos le protegieran. Mis labios se posaron en su frente besandola y quedandome ahí para sentir la textura de su piel tanto como su aroma que se entremezclaba con el mío propio.

Mi mano derecha se enredaba con uno de sus mechones jugueteando con el disfrutando de aquél momento que teníamos a solas al fin, ya no me reprimiría nada, admitía que la deseaba, siempre había deseado tanto su sangre como a toda ella, en eso empataban, ahora sólo me preocupaba por desearle sólo a ella exclusivamente.

Luego en un movimiento hice que se tumbase en la cama conmigo en uno de sus costados acariciando su rostro con lentitud, no pude evitar sonreír mientras mis ojos brillaban acercandose a su piel, su mandibula delineandola con el choque de mi aliento y el roze de mis labios al pasar.

Ahora puedes estar conmigo cuanto desees...

Dije entre susurros observando como sus cabellos oscuros estaban desparramados por el satín dorado de aquella cama que nos acogía en una noche de luna llena. El resplandor de su pálida piel me atontaba sintiendo que algo estaba renaciendo, un ardor quizá, pero que lo iría descubriendo.

ella al tumbarme se quedo a horcajadas encima de mí sintiendo como sus cabellos castaños rozanban mi rostro, su rostro formaba una mirada seductora que delataba su coquetería hacia mí, de mis labios se dibujó una sonrisa pícara mientras mis manos acariciaban sus caderas con un brillo lujurioso en mis ojos.

Te diría que entonces tomaras lo que ya es tuyo...

Contesto en susurros observandole con aquél ardor que sólo ella podía sacar de mí porvocando un regadío de sentimientos que sabía que si ella seguía así no los podría controlar, mi sentidos estaban alertas y problablemente si mi corazón latiera estaría a mil por hora agitado ante aquella vampireza seductora que se encontraba encima de mí.